Y con este son siete de vacío que todo lo inunda, como los días con nombre diferente, cada semana de plomo y niebla.
Las notas musicales distorsionadas, que chirrían desafinadas, desde hace siete.
Los pecados capitales en este mundo hoy aldeano. Ven y al sonido de tus pasos el sol asomará de nuevo, el verano tal vez llegué, una noche conseguiré dormir.
Ya no resta ni un atisbo de esperanza al final de los colores del arco. Sólo queda la cuenta atrás, solo.
Y de las maravillas, erosionada por siglos de arena, permanece la gran pirámide. Ni el Coloso, ni el Faro, ni los Jardines Colgantes…ni Tu Voz.
Del grupo, mi princesa, quedamos Gruñón y Mocoso. Esto es, solo uno: YO, acabado. Desde la manzana envenenada que te ofreció la p.vida.
También sacramentos y virtudes van en medias docenasmasuno…como esas verdades que nos vendieron como indiscutibles desde púlpitos y sotanas. Sólo el infierno es irrefutable, aunque equivocaron espacio y tiempo. Es aquí y ahora.
Son los que dicen tardó, antes de despistarse con otras cosas. El supremo, que pudo crear el universo de la nada, pero debe estar descansando desde aquel séptimo día.
Y lo mares que no surcaremos, los sabios clásicos que no seremos, los chacras que no funcionan.
Y siete serían una auténtica eternidad, si fueran minutos sin abrazarte. Pero son años, medio millón de veces más insufrible.
Un siete el que nos rasgó un futuro que ya no se puede zurcir. Siete la velocidad diaria en maldiciones por hora. Siete las toneladas en el ánimo que arrastrar cada mañana nueva que huele a más triste que la alborada de ayer.
Ana, aún ignoro lo que no seré capaz de conseguir. Sigo prometiéndote lo mismo. No cejaré hasta cincelar tu memoria en las paredes de fría piedra gris, de la caverna del tiempo.
Tal vez mi torpeza consiga el récord imbatible de que nadie lo lea.
V, 7, siete, VII…
Tu padre, desolado, de tu lado.