Ayer por la mañana estuve frente a frente con un hombre que afirmaba sentirse a menudo el más triste del mundo.
Hablé con él, traté de animarle, le listé buenas razones y motivos para salir de esa situación. What a wonderful world, la vida sigue, ella no querría verte así, le insistí…
No rebatía ninguno de los sesudos, sensatos y simples argumentos, pero, de su expresión se deducía: no tienes ni p.idea de lo que significa lo sucedido a mi amada hija.
Y se echó a llorar sin consuelo.
Al final tuve que dejar por imposible al testarudo apenado, además con el vapor remanente de la ducha, no había manera de mantener su imagen nítida, desempañada…no supe librar de humedad aquellas caras.
Y, de pronto, empezó a resonar en mi cabeza aquella canción del que renegaba de su color original: ”I am starting with the man in the m…”